Marco Polo

2 min readJul 2, 2016

--

Me resulta difícil hacer analogías con Game of Thrones y Marco Polo y está muy bien. No sólo se vive de dragones reconquistando reinos. Esa dificultad tiene que ver con la puesta de los pies en tierra y la ausencia de lo netamente fantasy. Es otro el mazo de cartas que juega. Con esto no digo que la posibilidad de encontrar similitudes y paralelos sea nula, sino que el producto en sí (la serie) tiene otra base. Además brinda otro tipo de información. Es otra forma de ver las intrigas palaciegas, juegos de poder, la búsqueda de la conquista «absoluta».

Ahora bien, es un producto muy bien logrado. Con una mirada contemplativa de los hechos, no entra en tu cabeza como una lanza, pero, ojo, no aburre. Aplica el modo de juego de las series de Netflix que vi hasta ahora: Muestran un panorama, avanza y se amplia el mapa de un modo slowly. Cuando te das cuenta ya viste la mitad de la serie. El plano es otro, más del tipo cenital, los jugadores ya mostraron sus cartas. De ahí en más todo avanza. Hay trajes nuevos y botas más pesadas. Sabes que se viene la gran contienda, pero no tenés el corazón en la boca, porque no te dieron tantos detalles. Es más un «espera y verás» en vez de un «¿Y ahora? ¿Cuál de tus diez teorías se va a dar?».

No esperen ver al mismísimo Marco Polo vendiendo especias o siendo la diva total y absoluta. De hecho, las cosas no pasan al rededor de él como protagonista estrictamente central y del cual depende todo el bien y el mal. Sino entorno al drama del Imperio Mongol, dentro del cual Polo fue el «asesor» de Kublai Kan, el gran Kan. Puede decirse que Marco fue parte de algo grande, y de eso se encarga la serie de mostrarlo a él sí, pero corriéndolo a un costado para dar a conocer su inmenso contexto.

--

--

No responses yet